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Imágenes con historia.


Empecé fotografiando por necesidad, más que como afición. Desde mi primera visita a Haití, con motivo del traumátio terremoto de 2010, he podido ser testigo directo de las difíciles situaciones que se viven en algunos países todavía en vías de desarrollo. La falta de medios y estructuras básicas hace que las catástrofes y otras circunstancias no tan extraordinarias se vivan de manera más intensa, haciendo de la vida de muchos de sus protagonistas algo heróico. Olores, colores, ruidos y otros estímulos colapsan los sentidos teniendo como efecto primordial la capacidad de hacerte sentir más vivo, se estrecha el vínculo emocional con el suceso y los compañeros de viaje, y se experimenta una sensación indescriptible que te aferra a el "ahora" obligándote a volcar toda tu atención en la decisión que te precede con inminencia, olvidándote por completo de historias pasadas y planes futuros. Existen otras maneras de vivir más allá de las comodidades de nuestro entorno habitual, modos de vida que no conocen el aburrido orden de lo programado; la gran mayoría de personas que pueblan este planeta se levantan a diario con una sóla idea en su cabeza: sobrevivir un día más. Este concepto del "presente omnipresente" subsiste en todas y cada una de las fotografías que hago durante mis labores de cooperación, una idea que conservo y pretendo evolucionar en "ISLAND MISSION UGANDA seen by a Physician", la obra que comparto en este formato web con todos ustedes y a la que apoyaré con en este discreto blog contextualizando algunas de mis imágenes preferidas.

"Painted Girl".

Tengo especial predilección por los retratos, y me gustan porque dejan constancia del instante comunicativo de un personaje. La persona fotografiada nunca fue la misma antes del clic, y jamás volverá a ser la misma después de cerrarse el diafragma. Intento captar ese momento destacable, ese matiz que a mi me mueve, la fugacidad de lo cambiante pero que en esa precisa milésima de segundo me resultó genial y conquistó mi gastada capacidad de sorpresa. Puede que sea adicto a las emociones fuertes y que siempre quiera buscar algo más de lo que ofrece el personaje, pero sea como sea, hasta ahora me ha hecho dar con retratos tan impactactes como este.

En noviembre de 2015 me trasladé a Uganda para colaborar como médico voluntario en el proyecto Island Mission Uganda de World Project (ONG), un proyecto que ha llevado la asistencia sanitaria a una isla perdida en el Lago Victoria. En mayo de este mismo año se inaguraba una pequeña clínica en ese recóndito lugar consituyéndose como el único centro sanitario en muchos kms de lago a la redonda. En la isla de Zinga viven unas 12.000 personas aproximadamente y todas de raza negra, mi presencia allí era como mínimo desconcertante y más para el público infantil que merodeaban a mi alrededor constantemente queriendo interaccionar conmigo para descubrir más cosas del "mzungu" (blanco) que había venido a visitarles. Esta niña venía cada tarde a la puerta del consultorio y me llamaba especialmente la atención por su desparpajo y talante provocador. Otros niños se manifestaban afectuosos y divertidos, pero ella me desafiaba con gestos, gruñidos y todo tipo de gamberradas. Después de varias tardes viniendo a verme y descubriendo que cada vez había más niños, decidió hacer algo para llamar mi atención y volvió al poco con la cara entera pintarrajeada. Me tiraba de la camiseta y se señalaba el rostro como diciendo "mira que he hecho!". Simple, espontáneo y muy eficaz. A ella dedico mi retrato preferido, un retrato donde la luz ecutarial de la tarde ugandesa se hizo perfecta, pero donde los ojos de la niña despierta hicieron magia.

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